lunes, 29 de noviembre de 2010

Nowhere | Now Here.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Sin título (Noche Estrellada)


Él, lunes de ocio, taciturno es: Noche Estrellada, mide el tiempo como jugueteo de una tortuosa y patética costumbre, lo ignora a sabiendas que el horizonte temporal yace sordo, impalpable y sereno en amaneceres que fueron Noche Estrellada.

Mi Noche Estrellada detalle único parido del tiempo, el cual nos desintegra en máscaras y facetas que en realidad fueron y nunca han sido. ¡Noche Estrellada!

De su interior un detalle emana como acto de representar el puerto donde todo es dos y dos siempre es uno; Noche Estrellada.

Una contracorriente procelosa y pasiva, notas que exaltan ironía ―así es: i-r-o-n-í-a surgida en un rincón de locura en ésta Noche Estrellada. Sobrelleva en su e s p a c i o miles de trazos vacíos.

Un “significado” absoluto atiborrado de:

Compasión,

Tradición,

Disolución,

Anhelo; e s p a c i o . (Punto)

Trazos inútiles-vacíos encaran y sucumben ante su inercial realidad, fracasan y ofuscados tienen una identidad; propósito. Cada momento de ésta Noche Estrellada está conformada por una constante simpatía por la melancolía, consecuencia y

Vacío.

Es por lo tanto una maraña de trazos

compartidos,

irónicos,

vacíos,

E

S

P

A

C

I

O

sos,

e inútiles

que logran su propósito: un

E

S

P

A

C

I

O

vacío que vació su esencia, constituida únicamente de

tiempo.

El elemento por excelencia que revela la Noche Estrellada de un lunes por la mañana.

El tiempo es siempre

desprendimiento y hoy,

yo,

desprendido.


Desprendo este desprendimiento materializado, grito en silencio, caótico y sin eco, rojo y negro, una estúpida pasión por la nada ―o todo― fondo de esta puta Noche Estrellada.


Es sábado por la noche,


cobijado en estrellas.



Es Noche Estrellada.

.

.

.

El Tiempo envejece, no yo (Noche Estrellada).

martes, 19 de octubre de 2010

domingo, 22 de agosto de 2010

La doble hendidura.


Sueños posan sobre alas desvencijadas; trituradoras de vientos juegan, musicalizan y quebrantan el silencio. Es entonces hendir al destino, callado, próspero y fortuito.

Fortuito, próspero y callado; el destino es hender al entonces silencio. Quebranta, musicaliza y juega con vientos (...) el destino tritura las desvencijadas alas donde posan sueños.

miércoles, 21 de julio de 2010

Charlas de Presentación


“Yo (primera persona)” lo haré porque “Yo (primera persona)” lo puedo, lograré el éxito y culminaré mis metas, obtendré mi gloria.


“Yo (primera persona)” creo que tendré éxito, “yo (primera persona)”, lo tendré.

“Yo (primera persona)” exitoso me saciaré de libertad, “yo (primera persona)” renuncio a demonios, frustraciones y fracasos.

“Yo (primera persona)” encontraré la felicidad en la vida.

“Yo (primera persona)” haré mas por aquellos que dependen de mí. El éxito es mi meta en la vida.

“Yo (primera persona)” creo que la fe mueve montañas, “yo (primera persona)”, las moveré.

“Yo (primera persona), creo en los grandes resultados, “yo (primera persona)” creo que puedo tener resultados, “yo (primera persona)”, los tendré.

“Yo (primera persona)” creo en mí, y por eso las cosas buenas seguirán sucediendo.

“Yo (primera persona)” no fracaso.

“Yo (primera persona)” soy mejor de lo que creo ser.

“Yo (primera persona)”, creo en el miedo como una abnegación del bien, es el enemigo natural de éxito, “yo (primera persona)”, carezco de miedo.

“Yo (primera persona)”, pienso confiadamente actúo confiadamente.

“Yo (primera persona)”, camino un 25% más rápido, “yo (primera persona)” mantengo la mirada, “yo (primera persona)” sonrío en grande.

“Yo (primera persona)” y mi conciencia tenemos razón, soy confiado.

“Yo (primera persona)” probaré otra vez.

“Yo (primera persona)” prometo victoria y edifico castillos, veo visualización no realidad.

“Yo (primera persona)”, sueño creativamente, “yo (primera persona)”, creo.

“Yo (primera persona)”, no conozco el imposible, pues ésta palabra es de fracaso.

“Yo (primera persona)”, soy sencillo y te amo… ¿Qué hay de ti, “yo (primera persona)” quisiera saber?

Pues… yo (Luis Edgar Olmos Nieves, tercera persona) me cago en ti.

martes, 1 de junio de 2010

Breve Reseña de un Cuadro


Heme aquí, sentado en mi obscura y calurosa esquina del bar bebiendo mi amargura, brindando a solas por la desgracia, escoltado de decepción, cobijado con las paredes tapizadas en vino a rayas verticales doradas y rotas, el moho florece como único rastro de vida en el lugar, mierda el calor es insoportable.

Recorro el lugar con una mirada, ni por un instante caigo en cuenta que busco algo que perdí, sin embargo prosigo la mirada con cierta preocupación, echo un vistazo al escaso horizonte que distingue un universo limitado a seis mesas redondas, ásperas y rojas víctimas del óxido, cada una cuenta con un par de sillas blancas, altas e incómodas, con excepción de mi butaca que dicha comodidad opacó de mi mente la superficialidad del pigmento, por el lugar se extiende una mixtura uniforme de idiotas carcajeándose, hablando de rutina y ruido, explican nada refiriéndose como un todo, escupiendo mierda y bebiendo odio, regocijándose de un falso estado que brinda el alcohol, cogen del cigarro como entes de amplio mundo, inhalan humo, exhalan libertad, exhalan vida, dicho acto cíclico-vicioso nubla el lugar… consume el tiempo, borra sueños, opaca mentes.

Es mi turno, –como un cerdo revolcándose en podredumbre- subo a la pequeña tarima no mayor a cuatro metros cuadrados, despojo de su velo obscuro y frío –similar a un ataúd- a mi bella compañía. Comienzo con traspiés básicos, me siento como un idiota, pero al escaso tiempo nos fundimos en melodía, danza erótica del constante rozar de mis dedos y tu cabello metálico que a pesar de los años sigue rememorando el ayer como un imperecedero presente, una imagen perpetua de frescura, inmortalizando los malos momentos, los peores períodos, cagándome en cada imbécil que atrevió a tocarte, hablar en contra tuya y dejarte en pos, mierda, eres vida pero me nutres como la muerte.

Suena, y sin dejar de Sonar mis ojos repetidamente se elevan, descienden, buscan aquello que perdí. Una vez más, no encuentran (acto insigne), retorno el mirar a ti mi bella de cabellos dorados, retomo las riendas que enmarcan la realidad que me ha sido otorgada, sin interrumpir el acto sonoro, puro, en el cual estamos inmersos -y a pesar de ser tan estudiado- genera sorpresa a cada instante del presente, es en sí mismo éste acto de amor, un fin que comienza y culmina en él.

Entonces extasiado vuelco la mirada al obscuro panorama ennegrecido, difuso, sucio por el nefasto humo del tabaco es cuando ocurre, entras con la frescura de aquella primera vez, arropada con blusa de algodón a mangas largas -ignoro el color- pantalón de mezclilla apretado, deslavado y con una abertura a la altura de la rodilla izquierda. Al parecer estos veintiún años cuatro meses y dieciséis días pasaron en vano, me cago en el jodido tiempo pues lo único que pudo cambiar es el calzado casual por este par de asquerosos tacones, tras tu inmaculada entrada hace acto de presencia el más grande imbécil que las circunstancias me pudieren exponer, una cagada de magnitudes épicas que superó mi imaginación y de paso el repertorio de cánones establecidos incluso por dios, me resultaría más fácil dibujarlo sobre una rebanada de jitomate verde, que describirlo con palabras.

El silencio general se manifestó en este pequeño salón que bien podría fungir como culo del mundo, nadie, ni el pedazo de mierda andante fue tan atento a tu entrada como lo fui yo, el colapso en sudor no contuvo y una vez empapado en él, la decrépita mirada ambulante, pasajera e indefinida, encontró lo que buscaba, en un falso baño de euforia gritaba y emitía señales tan intensas a la memoria que se plantó en una nueva realidad, ésta detonó en una saciedad de sentimientos encontrados, colisionando y emanando grandes cantidades de energía incontenible, misma que encontró un medio conductor a través de mis dedos a la guitarra, el resto es historia.

Un año dos meses y doce días me bastaron para llegar a la conclusión que aquel encuentro no fue acto fortuito, al contrario el destino me escupió en la cara tan efímeramente que aquella noche me vi obligado a sucumbir, desplomar y mandar a la mierda veintitantos años. Culminé mi acto musical que constaba de siente canciones -número impar el cual detesto-, al parecer mi interpretación solía ser tan mala como antes, una vez concluida no se escuchó un solo aplauso, tomé mi silla de ruedas y emprendí rumbo hacia mi mesa, el solitario rincón que fue honesto conmigo todos los viernes durante los últimos seis años hasta hoy. Para mi sorpresa ahí estaba sentado el reluciente pedazo de cagada inmensa, retorciéndose en la calidez y comodidad del asiento que conquisté en base a humillaciones, historia y talento. Ahí con sus nalgas sudorosas y mal olientes ocupaba el lugar que física y momentáneamente deberían corresponder a mi humanidad –deseaba entonces que este jodido tuviere mi suerte-, giré mi cabeza con dirección hacia ti, esperando un auxilio, no solo no me reconociste, una vez más me miraste desde arriba con ese desprecio clásico de ti. Tus ojos opacos y mas cansados que de costumbre gritaron en silencio “lárgate”, efectivamente lo hice, retrocedí medio metro, di medio giro y avancé, recorrí las mesas hasta el frente y después conduje a la izquierda, me senté en la única mesa desocupada del orbe, lamentablemente tenía una preciosa panorámica al escenario y a mi ahora ex lugar (fiel durante seis años hasta hoy), sobre el escenario tocaba una despampanante rubia desnuda, vestida de una hermosura virginal, sin un solo bello en su cuerpo, joven y de ojos tan claros, casi transparentes donde era posible mirar el alma, esa bendita revelación aclaró mi cabeza cual mazo golpea una cucaracha y desparrama vísceras marrones. Comprendí que el público en realidad no detestaba mi manera tan poco deslumbrante de tocar, simplemente la ignoraba y durante estos seis años desconocían que había tocado para ellos, fui sombra a medio día, una tela de ilusión, desde entonces para elevar el nivel de mi presentación tomé una decisión que resultó la más inteligente en mi vida, el ideal consistía en incluir a la rubia despampanante desnuda en mi acto, una vez que le invité, flaqueó -aun no sé si por lástima o por convicción propia, pero sucumbió-, subíamos al escenario mientras lo único que hacíamos era tener sexo –el mejor- mientras las guitarras funcionaban como simples adornos, simulábamos que tocábamos con el entusiasmo de antes, claro, sin tocar las gloriosas guitarras, suponíamos que nos amábamos, teníamos sexo mientras sonaba una asquerosa grabación con las mismas siete canciones que interpreté todos los viernes durante seis años, con la rubia a mi lado, concluimos cada presentación durante un año dos meses y cinco días en medianía de un baño caliente de aplausos, sólo la primera vez lloré de felicidad pues era un sueño realizado… ¡Mierda! nunca supe el nombre de la chica con el cual manche el nombre y acto del amor.

Después de ver el acto donde tocaba la rubia regresé la vista a mi ex mesa, lamías su lengua asquerosa y porosa con tanta furia que acariciaba cómodamente lo grotesco, la saliva amarillenta germinaba como una potente cascada que bajaba y culminaba en tus senos -me di el tiempo suficiente para contemplarlos-. Un poco alterado con la curva perfectamente trazada de tus pechos manchados en baba y cagada, esas benditas mamas insatisfechas que manifestaban deseo y escases… involuntariamente, motivado mayoritariamente por el instinto de una bestia tomé un cigarro de la mesa y fume, poco a poco me elevé a una sensación sin precedentes, pues por primera vez a pesar de la incapacidad que me acongojaba volaba libre, como un ave, adicto fumé un poco más, la memoria se hizo humo, es decir, se evaporó. Bebí como nunca, (nunca antes había tomado) poco importó, era tiempo de gozo, después de mucho tiempo había topado con aquella ruta de curvas que terminó por accidentarme y matarme, la vida erigió una recapitulación minuciosa y detallada de hechos paradójicos que retan incluso a las leyes lógicas, naturales, justificado con el argumento de “dos siempres distintos”. Habitaba un vacío, una realidad que estaba bajo mi tutela. La ruta de la vida me llevo al pasado y una vez alcanzado renací, desperté de un parpadeo que había perdurado por veintiún años cuatro meses y dieciséis días, mismo paréntesis en mi vida donde hice labor similar a un trozo de carne que nadie consumió, cocinado con el fuego de los años, pudriéndome lentamente en soledad mientras gusanos surgían de mí, se saciaban de podredumbre con tanta precocidad que dibujaban un infierno caótico, una vez alimentados morían y alimentaban a nuevos gusanos cada vez más repugnantes como mugrientos, el círculo vicioso concluyó con este cigarrillo. Una vez más, extasiado al límite fluí por el aire, comencé por volar hacía el lugar donde preparaban las bebidas, quebranté tantas botellas que no existían tantos números para cuantificar, pronto el lugar estaba tapizado en su diminuto horizonte por vidrios, sangre y una muy tenue luz, los gritos de terror que emanaban de ese lugar eran tan pavorosos como el pedazo de cagada posando a tu lado.

A los pocos minutos transcurridos (en la realidad común), que en mi mente perdida fue un viaje de semanas a un lugar que no tenía caso, los idiotas, pelmazos, mediocres del lugar se habían marchado, y no existió otro terreno con mas armonía, pues figuraba aire libre de prejuicio, ausente de tabaco, libre de alcohol, los vagos ecos de superficiales conceptos de todo y nada terminaron por colapsar en sí mismos, todo se fue a la mierda con excepción de las seis mesas sus sillas y cinco personas, incluyendo a ti, el mierda gigante, la rubia despampanante y un idiota que acabé por asesinar entre tanta colisión de botellas –ahora en profunda reflexión, concluí que era el dueño del lugar- lo supuse porque después de esa noche jamás le volví a ver, era un buen humano, no tan corroído como el entorno. Sin más opción me adjudiqué el mando de este borde del mundo, lugar y tiempos colapsados, escenario condenado al olvido donde siempre era viernes y nunca amanecía.

El cigarro que consumí fue no solo esteroide para el alma, brindó una fuerza descomunal y fue necesario que el llanto ahogado de terror que emanaba de tus colapsados pulmones sirvieran como una coma entre la más bella golpiza que jamás proporcioné a un ser vivo, después de un intervalo determinado solo blandía y arremetía contra un cráneo reducido a un montón de trozos que se confundían los fragmentos de vidrio en el suelo, la temperatura de la sangre era la normal, 37° C, por lo que mi lógica indicó que todo estaba en orden, giré mi cabeza a la izquierda y te miré, lucías preciosa con tu ropaje ahora teñido en rojo, como si lo hubieses lavado en sangre y pecado, nunca te vi más hermosa.

Unos segundos después del suceso accidental, donde a sangre fría asesiné al pedazo de cagada, (y digo accidental, porque en ningún instante fue mi intención asesinarlo con tanta prontitud). En fin, la mierda nunca regresa al culo… nos miramos fijamente, sólo que esta vez ya no existía desprecio en tu mirada, ni crueldad, parece que un poco de gran violencia es suficiente para erradicar el ego del alma, ahora existía respeto, infundido claramente por el miedo, la rubia hermosa apartó su presencia en silencio, subió una vez más al escenario, tocó con mi guitarra la canción más relajante de la noche. La canción aunada al cigarrillo que había consumido con anterioridad fue un catalizador de emociones, con mis brazos parcialmente empapados de sangre, por los cuales escurrían trozos de sesos te abracé, no parpadeaste en ocho minutos, pasé mi boca por tu cuello que desprendía un olor a fragancia económica, pero exquisita. Comencé a besarlo con tanta fuerza y prisa que prontamente me embriagué de tu seductora como perfumada piel almendrada arrancando pedazos de ella, entonces recordé que todo este tiempo, (veintiún años, cuatro meses y dieciséis días), no hice otra cosa que buscar tu corazón, el principio de la vida, el final de la misma, metáfora de amor. El exceso, la ausencia de límites el poder ganado en base al temor que orgullosamente nombro libertinaje llevaron mi instinto a consumir eso que deseé, tu corazón. A base de sutiles mordiscos agrieté tu seco pecho, justo en el centro de tus hermosos y ya mencionados senos hice una llaga tan precisa que podría autoproclamarse una auténtica obra de arte, no soy su autor, habito un vacío. Arranco ese codiciado tesoro, lo abrazo con mis fatigadas manos, el suspenso flota ligero y pasea silencioso por entre nosotros, al final es una situación chusca, sólo me llevó ocho minutos dar con tu corazón, de haber conocido el método con anterioridad lo habría aplicado hace veintiún años, cuatro meses y dieciséis días, ¡mierda! Carcajeé dos horas seguidas.

Se llamaba Luisa, como yo, pero con “a” al final.

En ese lugar, después de este trágico accidente donde asesiné con prontitud al pedazo de cagada, pedí a la rubia que se uniera a mi acto, accedió. Los mismos dos clientes posaron tranquilamente por un año dos meses y cinco días, uno con la cabeza regada por todas partes excepto su lugar original, otra prestaba tanta atención al escenario que no parpadeaba, permanecían quietos en la vieja esquina obscura, tapizada en vino con franjas doradas rotas y embarradas en moho donde yo solía sentarme, juraría que aplaudieron en cada presentación.

Heme aquí, en este lecho de muerte donde escribo mis memorias, irónicamente no me es posible encontrar en ellas un solo momento tan feliz como el que comparto con mi silla cuyo pigmento desconozco, mis dos viejos clientes y mi bella guitarra. Quizá el aprendizaje en mi vida ha resultado escaso, pero encontré mi profunda alegría en conceptos simples, asesinar crudamente cagadas gigantes, llenar la mente de humo, esto con el fin de nublar una visión más clara, soltar el sentimiento obsesivo denominado amor, devorar un corazón corroído, ahora me baño desnudo con la mítica y casi divina felicidad, simplemente olvido.

No volveré a salir de esta esquina pues permanezco convencido del equilibrio que brinda la tenuidad de las cosas, un lugar de olvido adecuado, alejado de la abundante como denigrante obscuridad y la tan egocéntrica luz, ambos extremos ciegan, se transforman así en dos puntos alejados de la medianía, por lo tanto iguales equivalentes en función y parámetro. En un año, dos meses y siete días, he comido solo un cuerpo de los tres fallecidos que quedaron hace un año dos meses y siete días, por el estado de la carne no me preocupo, pues la carne humana posee una sola cualidad, nace yace y muere podrida, por lo tanto su sabor permanece constante .

Te amo mi bella guitarra.

martes, 6 de abril de 2010

Grito. (Entender trasfondo)


Situado en medianía de nada, añejo, emancipado, harto… solitario, él, imagina y siente el suelo árido y seco, pues no posee ojos, no capta el nulo aroma de la atmósfera pues carece de olfato y solo supone con su tacto un pasado plano, olvidado, en la cual una profunda sequía se manifiesta encapsulada en el blanco territorio carente de teñidos y vida, los pies escondidos, enterrados accidentalmente por protección al extremo frío que acongoja, ese el cual quema.

Noche y día es igual. Al escenario que se supondría como un cielo revela un vacío contrastante al pálido suelo, ennegrecido sin un solo astro en el firmamento, muestra un negro tan inimaginable e intimidante que solo sirve como revelador de un horizonte, esa lejana y misteriosa línea que divide el negro del blanco.

Varado, hace un apagado llamado, un grito con intenso sabor desesperación, horror y a soledad ha surgido de su silenciosa e impasible alma, se propaga y trasciende en la intangible penumbra, estalla en un sinfín de colores y colapsa al no existir oyente, el grito nulificado por el silencio, desvanece, quebranta y cae, fracasa, sus restos ahora son visibles hasta el curvo horizonte, y así el grito que vagaba libremente por el pálido suelo es arrastrado hasta su emisor por medio del constante fluir ventoso que solo sirve para regresar los restos de su grito. Los reúne y se alimenta de cada resto colorido de su palpable y ensordecedor grito, el dolor al ingerir suele ser tan intenso como alimentarse de vidrios quebrantados, su sabor amargo como ácido cual vómito le sirve de tortuoso alimento, así se sustenta, vive y muere simultáneamente, con sus pies y cuerpo casi en huesos, pálido de piel carcomida, aún aferrado al suelo prolonga el instante, extiende su presente hasta un presente determinante, muere a un ritmo acelerado, vive añorando que alguien escuche su grito, su llamado, anhela compartir su silencio, alguien con quien devorar el grito que como una tradición puntual y precisa regresa a su emisor.

Resignado se da la autoconfianza de su futuro, sin embargo desconoce que aquí el tiempo es breve y no alcanza a un futuro, casi como un presente constante que renace una vez fallecido. Así en la perpetua noche, el constante fluir solo atrae su colorido y melancólico grito, lo devora con tanta calma que asemeja indiferencia a su escaso y moribundo presente, de pronto se detiene recuerda que ha pasado ya una eternidad, ha sido así desde un comienzo, se auto propone que así será, un lineamiento sin final, sin variantes, encarcelado en la llanura de soledad con sus pies enterrados, condenado a tragar su grito, a lanzarlo y alimentarse de él una tras otra tras otra ocasión, un ciclo al cual pertenece, ciclo sin origen ni nacimiento, un ciclo en el cual no hay final una realidad que lo trasciende. Sin embargo, al tiempo que cae en cuenta de su desalentadora situación, olvida -no por defensa- su presente, olvida por que ha fallecido, olvida porque es lógico que un pasado no vive en un presente, se le eriza la escasa piel, el ser blanco traslucido ser que expone sus huesos, flaco consecuencia del poco nutriente que supone su grito, siente un peso mayor a un todo, siente el peso del vacío. Pero exactamente a la par que el vacío lo indaga, lo deja de lado y sigue alimentándose de su asqueroso grito, al finalizar derrocha su paciencia, erguido con los pies enterrados espera, y espera, una vez consumada su paciencia, él, varado, hace un apagado llamado, un grito con intenso sabor desesperación, horror y a soledad ha surgido de su silenciosa e impasible alma, se propaga y trasciende en la intangible penumbra, estalla en un sinfín de colores y colapsa al no existir oyente, el come y se satisface de su grito, único nutriente en su vasta soledad.

Todo es, Nada fluye.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Ex


Un ex, deambula, fluye tan despacio y asemeja que aparcó.

Un ex, no posee capacidad de ser, pero es capaz de usufructuar el hecho de no ser.

Un ex, ente inerte que la evolución evade.

Un ex, realidad cansada y eterna, capítulo claroscuro y amargo.

Un ex, tiempo falso, un accidente que el presente resiste a dejar atrás.

Un ex, ejemplo di frentista, columpio donde abalanza un pretérito imperfecto y futuro perfecto.

Un ex, clásico engendrador del hubiera.

Un ex, es. (Nada, es)

Uno no es. (Todo, Fluye)

jueves, 4 de marzo de 2010

Sueños


Mi deseo una vez cegada la razón, cometió que la incredibilidad se sobajase a un nivel nulo para auto soportar una realidad pretendida sólo bajo las condiciones ideales.

Pues fue genial que mientras se revelaba el cielo nocturno, logré sentirte en extremo próxima, tu vestido blanco el cual fui incapaz de regalar, ¿lo recuerdas? lucía manchado consecuencia del constante rozar con el paradisiaco e interminable pastal verde, una cascada de agua turbia que retumbaba con ira en las pardas rocas resguardaba nuestra intimidad con la cual jugábamos apartados de una sociedad preconcebida y estereotipada con personas cansadas cíclicas, este instante desenvolvía bajo un cielo parcialmente nublado teñido en rojos, violetas y azulados. Chaparra, habíamos escapado a la libertad, por medio de un telar esférico tapizado con una gama de colores tan amplia que para otorgarles nombre hacía falta señalarlos, de el colgaba una canasta de madera con tonalidad de arce.

-Era un atardecer cuando descubrimos ese horizonte anhelado, fue entonces cuando la sonrisa se transformó en carcajada y me largué, ¡Excesos de Mierda!-

Entonces fui hacia el sur (intentando huir del poniente). Dicha travesía perpendicular me llevó a ese destino, mientras una fría noche desnudaba el cobijo del sol llegué, me presenté a tu rubro a cuestas transportaba la evolución de mi lomo y pensamiento, mi fiel e inseparable guitarra, con un reverso vino y cuerdas de nylon que la engalanan su aspecto físico-acústico, que evocan sonidos endulzados. Los muros de esta cabaña aun nuevos presumen y manifiestan ladrillos aun sin retocar, sentados en un rincón brindamos con las manos en alto, por razones las cuales se esfumaron en tantos ayeres, es entonces cuando reconocí tu voz, en mi vida la había escuchado, pero sabía que dicha armonía formaba una dualidad de altísima precisión con mi guitarra, ese murmulló atendió el llamado enviado tiempo atrás a través de 326 kilómetros de distancia.

-En un lugar oculto tras el horizonte, toqué para ti, y sólo para ti “For you Blue”

Mientras “todo” ocurre el planeta sigue girando incansable a la derecha y así la noche vuelca sobre él, ella y yo forjamos un vínculo inquebrantable, pues ella es el escenario de heroísmo, personificaciones, actores, contextos donde yo, soy el administrador.

Convencido del triunfo insípido en regiones sureñas, regreso al centro de mi geografía, donde encuentro un puerto para aparcar, tres veces bastaron para que tu rostro pueda describirlo simplemente como la cúspide de la evolución cósmica, en mi cajón de reminiscencias esculqué, testifiqué la primera vez que te vi, fue como estar varado en el meollo de una agujero negro, donde el espacio-tiempo se detienen y las leyes físicas pierden sentido, mi razón fue expulsada como un rayo gama hacia el azaroso universo saturado de materia obscura que esconde y afecta con su ostentosa gravedad mi valor para siquiera estar a la par de tu ser, relucías espléndida con un suéter ennegrecido, pantalón de mezclilla azul, botas negras aterciopeladas y sombrero cómico también ausente de color encimado a tu obscuro y lacio cabello delgado y extenso como la vía láctea, supongo también perfumado. Tus ojos contrastaban con el entrópico entorno y me golpeaban con aquel poderoso analgésico ese en el que tantos años padecí, lo llamo paz.

-dice que se llama Alejandra, Alejandra Villalobos-

Pese a que eres lo que más me maravilla debido a que no dejo de contemplarte como un todo, “Todo fluye” y duele reconocer que ni el universo al cual pertenezco está a mi alcance, sin embargo, cuento con mi obscura y allegada amiga, fría, desvelada, culmina con casi todo tipo de calor y pone de manifiesto un sinnúmero de fantasías, es entonces cuando el universo se alinea, logro abrazarte, juntos nos fundimos en un instante varado en la periferia del agujero negro al cual me transportaste, éste momento, ésta muestra de cariño será eterna, el temido tiempo desploma y decae en este horizonte de sucesos, será discreto, pues el brillo de tus ojos permanecerá atrapado en esta inigualable atracción, eres todo, soy nada en este sueño. “Nada es, Todo fluye”.

-Horizonte de sucesos, ¿sucedió?-

Luis, es tiempo de despertar.

Por infortunio cada relato que dirigía bajo el telón nocturno, cada capítulo representó solo un anhelo profundo, olvidado por el consiente e inconforme a fallecer olvidado, el sueño se eleva como parte de una realidad inventada que resulta menos práctica pero más reconfortante, una estupidez desbordada, motivada por la adicción al placer.

Los sueños representan una imagen borrosa que culmina en los alrededores de la realidad, es por eso que aunque sueñe tu libertad hermano, no cambia una realidad cruda y hostil, solo un tarado como lo he sido en tantos años seguiría sus sueños, es tiempo de erigir ideales, ejecutarlos y ganarlos, mandaré así la ilusión a la mierda.

Y es por eso que sigo aquí mi hermano, prisionero hombro a hombro, escribiendo y maldiciendo a esos estúpidos sueños que nublan mi visión clara.

miércoles, 3 de marzo de 2010

500 del "Revolution 9"

No exagero al recalcar mi adicción a este cuadro, pues lleva tatuado resentimiento, incomprensión, frustración, un constante padecimiento en una relación incapaz de nutrir, reflejado de una cápsula de matices grises, fluyendo de un lado a otro con tanta prisa que se olvidó por completo que luce incompleto y triste, creo que es fascinante. Han pasado dos años desde su discreto debut allá por julio de 2008, aun no supero su partida -Insigne-.

Ésta y otras nueve obras más (por ahora) poseen un trasfondo particular que reflejan un estado y un tiempo distinto que al ser reunidos, constituyen el rompecabezas de mi rutina, apuntan a con mi vida privada pues exponen de una manera desnuda el proceso de elaboración completo basado en corrientes de pensamiento y/o hechos acontecidos.

Agradezco a esos incógnitos y conocidos que han tenido la paciencia de contemplar mi escasa obra, son hasta hoy (1:40 hrs del 3 de Marzo de 2010) 3 283 personas en total, de las cuales 29 puntuaron y 28 con promedio de 5 estrellas, no puedo pedir más, es el éxito que siempre soñé.

Con el tiempo las reglas seguirán siendo las siguientes: prohibido detenerse y prohibido borrar pues la vida no brinda éstas bondades, mi vida es el dibujo (Mierda).


martes, 16 de febrero de 2010

Nowhere Man



La atmósfera obscura similar a la antesala de una singularidad, sirvió como medio a esta dura inflexión, el aire frío, medio por el cual transitaba libremente el sonido, me susurraba al oído con nostalgia y tono fúnebre Nowhere Man.

Nowhere Man (hombre de ningún lugar) representa una oda a la mediocridad que atrapa y manifiesta la indefinición, vida basada en el azar, oculto como profundo sentido de padecimiento, habla y expone a un ente inerte, un hermético ante la razón que con un bastante de resignación espera la oportunidad de aferrarse a historias o cuentos extra personales.

Creo –humildemente- que soy un Nowhere Man a la imagen que describe Lennon, pues como primer indicio tomo rol alter ego, sujeto las riendas de un personaje que yo no parí y con este acto de hurto argumento mi creencia. Honestamente me siento un fracasado y no me incomoda pues el éxito, liderazgo y trascendencia esbozan una pésima pérdida de mi tiempo, me considero también un estúpido ¿Quién no lo es?, en resumen soy el idiotólogo por excelencia.

Considero que mientras atendía esta canción sentado impaciente en un concierto tributo a The Beatles, la butaca de mi izquierda parece más vacía de lo que en realidad está. Las leyes físicas únicas capaces de regir el universo no excluyen y abarcan un todo mediante modelos complejos y sabios. Una muy afamada ley es la de impenetrabilidad de la materia, se describe así misma de la siguiente manera: “Dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo” sin embargo,dos cuerpos ausentes sí pueden ocupar un vacío al mismo tiempo. Eso representaba la silla vacía a lado en el tributo a The Beatles.

El Balbuceo anterior es simplemente para conmemorar a dos personas las cuales amo. El vacío de una de ellas parte de un concierto que optaste por no asistir, un montón de idiotas, tu apetito de sobra y el morbo evocado por la soberbia transformación vital fueron más fuertes que un acto solidario, si la subjetividad te hace recordarlo de otro modo, descuida, usualmente hay tres verdades "YO" lo ha analizado así. Bajo el argumento de "Habrá otras ocasiones" caí a la conclusión que ésta pudo ser la siguiente vez y no lo fue.

A ti padre, el hecho que no estuvieras en este concierto por brindar a nuestra o tu salud –no importa- habla que soy un completo perdedor, pues mi esfuerzo resulta escaso para mantenerte a mi lado, así ambas entidades ocupando la misma vacante me "persuaden" que soy total y absolutamente inepto de mantener cerca a las personas que verdaderamente amo, ¿no es así?

El boleto fue regalado a un perfecto ignoto el cual por su actitud era notorio que ignoraba todo respecto a The Beatles, en la vida jamás lo conocí, un ser irrelevante, no le vi al rostro y no le volveré a ver, pero, este desconocido fue capaz de conquistar el vacío lugar que ustedes en base a factores como vanidad, embriaguez, exceso, novedad decidieron no ocupar.

Quiero sólo el 33.33%


Al aparcar en tu puerto quiero discretamente escuchar las olas, en el más apagado cielo nocturno impactarme con el brillo de una luna nueva, distinguir el putrefacto aroma de mi cuerpo gastado víctima de una imagen perpetua, saborear el dulce placer de morir.

Aun mas deseo sentir tu cuerpo desnudo, junto al mío y escuchar tu silencio.

Al apartarte quiero desmenuzar ante ello, ser fuego lento y consumir el interminable YO para mantener viva la llama al tiempo que, una vez consumado olvidarte y olvidarme así de mí, cargar un júbilo nutrido por la agonía, un tiempo al cual subjetivamente nos atamos, eternidad en la palma de la mano.

Quiero azaroso mandar dos de los tres párrafos anteriores a la mierda ¿Cuáles?

martes, 9 de febrero de 2010


Hablemos claro, preciso y transparente. La realidad se nutre de la verdad, misma que se constituye de exactitud, sinceridad y existencia. La existencia descartando posibles y múltiples fenomenologías, es un fenómeno cotidiano y de él surgen innumerables enigmas donde quizá las más significativas son… obvio las tuyas, entiéndelo soñador confundido estúpido e iluso, el frío, insípido y cruel golpe que brinda la realidad ha heredado en ti una verdad.
Suena quizá a fatalidad, pero es simplemente el más puro estado de la felicidad humana.

jueves, 21 de enero de 2010

Singularidad


No se puede ver hasta que se tropieza con ella, entonces el tiempo llega a su final.
Dicho de otro modo la singularidad yace siempre en mi futuro y nunca en mi pasado.
Te Amo Perra Vida.

martes, 19 de enero de 2010

Cuento de Una Rana Con Pene


Érase una vez, una rana con pene...
... y vivió feliz por siempre.

martes, 12 de enero de 2010

A través del Universo


Todo el silencio es reunido como único escenario, desde el pozo de la miseria, imperceptible y helado el músico errante canta -prisionero del cielo nocturno- “Across the Universe”.
La cima del camino esbozado por el instante ha dejado cosechada su huella indeleble en el campo de recuerdos.
Todo en la medianía de nada.